miércoles, 17 de junio de 2015

Bitácora #4

Hace tiempo que pienso que el amor es como una ciudad.
Podemos decir que está llena de vida, de luces, de color, de historias, de locos, de gente que se deja la piel día a día. Como en el amor.
Cada historia de amor, en esa ciudad es una misma dentro de nosotros.
Cuando se acaba el amor, es tal el terremoto que lo deja todo en ruinas.
No queda absolutamente nada,  ni hay vida, ni luces, ni color, ni historias, ni locos ni nadie que se deje la piel.
Lo único que quedan son las ruinas. Las cenizas de algo que antes ardía tan fuerte, que ni el propio frío de 3 inviernos pudo apagar.




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